Imágenes que surgen de la posibilidad de un mismo gesto, de una misma operación. Encontrando entonces, el sentido originario de la repetición. 

Lucrecia y sus formas de vidrio parecen entenderse en la intimidad del “hacer”, lo que ellas revelan es una especie de fusión entre su deseo y la imposición del material elegido. 

“El vidrio como material tensiona su propia materialidad, es líquido y sólido, es caliente y frio, es fuego y hielo, es frágil y fuerte, transparente, invisible, sutil…y se recicla para volver a crear”* 

Estos objetos imperfectos que se retuercen y miran en el espejo proyectan una colectividad establecida, una comunidad, repetidos y reproducidos para atender al llamado de muchos. Ritual que nos devuelve aspectos transitorios, cíclicos, en serie – creativos y destructivos – de nuestra propia existencia. 

Karina Granier